Discipulando Las Naciones
El último mandato que Jesús dio a sus discípulos mientras estuvo en la tierra fue ir y discipular a las naciones. La Escritura nos dice que él regresará cuando esta tarea haya sido completada y todas las naciones de la tierra hayan llegado a ser reinos de nuestro Señor y de su Cristo (Ap. 11:15). Muchos cristianos, sin embargo, malinterpretan la Gran Comisión como un mandato para hacer discípulos de personas de todas las naciones. Esto no es lo que Jesús mandó hacer a sus discípulos en la Gran Comisión. Más bien, nos ordenó discipular a las naciones, i.e. hacer cristianas a las naciones, cristianizar las naciones.
Hoy esta visión de todas las naciones sometiéndose al Señor Jesucristo ha sido reemplazada por una visión de mera plantación de iglesias. Como resultado, la Gran Comisión se ha revertido y las naciones de Occidente han comenzado a desmantelarse como naciones cristianas, y las misiones al mundo no cristiano se han convertido en gran medida en organizaciones de plantación de iglesias. Pero Jesús no nos dijo que plantáramos Iglesias. Dijo que construiría su asamblea, su ecclesia. Él nos dijo que discipuláramos a las naciones.
Todos los hombres deben y un día doblarán la rodilla ante el Señor Jesucristo y lo reconocerán como gobernante de todas las naciones. Nuestra tarea es buscar y trabajar por esto ahora en la tierra. El Señor Jesús no regresará hasta que todas las naciones se hayan sometido a él como Señor y esta visión se haya convertido en la realidad de la vida en la tierra. Para lograr esto, necesitamos un renacimiento a gran escala de la fe cristiana. El propósito de este libro es proponer un camino a seguir para la realización de ese renacimiento a gran escala de la fe cristiana y el cumplimiento de la Gran Comisión.
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